Andresito Hernández: cincuenta años Sonando en Cuba

La foto al piano no es posada, porque Andrés Hernández Font no es un hombre de poses. Esas cuerdas hacen música para todo el que llega a su casa, y desde esa silla conversa sobre casi todo con sus visitas, aunque vengan a entrevistarlo.

Sentado al piano, o quizás escuchando alguna canción cubana de las más sentidas, lo interrumpió a finales de 2019 una llamada telefónica que lo sorprendió gratamente: Paulo FG, director general de Sonando en Cuba, y Asiel Babastro, moronero también, y director para el show de televisión, lo querían para su equipo.

Andresito (diminutivo con el que se siente más cómodo), no se lo esperaba, porque lleva “mucho tiempo fuera de la farándula”, pero igual dijo que sí. Desde que regresara de la reunión que tuvieron en La Habana, para acordar los términos, empezó a prepararse para el cargo de director musical.

Sorprendente la vida. Ayer fui casi su tutor, hoy es mi compañero y guía en un bello proyecto para incentivar en los más...

Posted by Andres Hernandez Font on Saturday, December 14, 2019

• Lea sobre las audiciones para esta temporada.

—¿En qué consiste la propuesta?

—Como director musical, debo ocuparme de la orquestación en el programa, de que esté en función del intérprete y no al revés. Me toca velar porque se respeten los géneros, porque se mantenga la unidad, la coherencia. Es algo a lo que estoy acostumbrado, porque lo he desempeñado toda la vida, con Rumba Habana, Son Catorce, la orquesta del Parisien en el Hotel Nacional de Cuba.

—¿Cuándo empiezas a trabajar para Sonando en Cuba?

—En febrero tengo que viajar a La Habana para iniciar las grabaciones. Van a ser cuatro meses de trabajo intenso sin venir a Morón.

—¿Qué opinión tienes sobre el programa?

—He estado leyendo con calma el proyecto que tienen escrito, y me parece alentador. Se siente bien que alguien esté preocupado por lo autóctono y que tantos intérpretes jóvenes cultiven el gusto, cuando a veces parece que todo está perdido. La audiencia del programa en Cuba y Latinoamérica indica que los horizontes de la música cubana son todavía prometedores.

—Para mí la música es como la cocina cubana, no tengo preferencias. Me gusta tocar los instrumentos que conozco, sentarme a escuchar a un violinista, hacer arreglos y dirigir una orquesta. Todo eso lo disfruto.

• Consulte otra opinión sobre el tema y el debate que suscita.

—Y la preparación es intensa...

—Sí. He leído un poco, y estoy escuchando mucha música todos los días. Distintos géneros y artistas, casi todos cubanos. No se me ocurre mejor preparación, pero tampoco le tengo miedo, porque esa música me ha acompañado casi 70 años. El filin y la canción cubana son géneros que me apasionan, como casi todos.

• Invasor publicó hace dos años sobre su trabajo con estos géneros.

—¿Algún otro proyecto te quita el sueño?

—Sí. Una excelente cantante moronense, Yessica González Llerena, y yo, tenemos el Dúo Feeling, a la usanza de los repertoristas cubanos de los cuarenta y los cincuenta, que se propone reunir en un disco de Producciones Abdala varios temas de la canción cubana poco versionados, algunos de la autoría de Lázaro García, Toni Pinelli y otros ganadores del Adolfo Guzmán. El dúo de piano y voz es poco común en estos días y, sin embargo, lo hicieron figuras como Luis Carbonell, Meme Solís, Aida Diestro y Omara Portuondo.

andresito y jessicaComo una muchacha con una voz excepcional, describe Andrés a Yessica

Andresito se acomoda en la silla y habla de su afinidad con Yessica (que avalan las fotos), de la cultura cubana y de la tubería averiada que tiene en la cocina. Profesa un fuerte compromiso con la música, porque es en lo que puede contribuir a un futuro que lo mantiene optimista.

Pero es un compromiso de los que no se firman en documentos legales ni se declaran a la prensa. Es más bien una cuestión de voluntad personal, que lo acompaña desde que se graduó en “una universidad sin aulas, pupitres ni pizarrón”, guiado por el amor y las ganas.

Andresito prefiere él que lo llamen, como si su estatura y el diminutivo lo hicieran menos experimentado. Pero 50 años de vida artística y de formación autodidacta, lo han convertido, poco a poco, en una suerte de universidad con piernas que no ha dejado de sonar.