Ana y el oficio más bello

En el marco de la celebración por el aniversario 73 de Radio Morón, Invasor aborda a una de sus trabajadoras más activas, la periodista Ana Hernández Hernández

La casa de Ana Hernández Hernández está a unos pocos metros de la ruidosa y concurrida calle Martí, de Morón, pero tiene pinta de que ahí las tardes son tranquilas.

Casi todas Anita las pasa junto a la ventana, mirando cargar, una y otra vez, la página web de Radio Morón o actualizando su Twitter. Y así pasará todavía un año más, porque, aunque su vitalidad lo disimule bien, ya tiene edad para jubilarse.

Ella sabe que el descanso merecido no va a ser tal. Lo sería si hace más de 20 años no hubiera tomado la decisión que le cambió la vida: hacerse periodista. ¿Quién le iba a decir a Anita que pasados los 60 estaría creando contenidos en redes sociales de Internet y pegada a un ordenador?

¿Quién le iba a decir que, de profesora de Literatura, pasaría a ganar, muchos años después, el Sello por el Centenario de la Radio Cubana? “Es un honor tremendo —dice ella ahora, sentada en una de las grandes butacas de su sala— quedar escogida entre tantos trabajadores de las 100 emisoras de radio del país”.

Mientras cuenta 20 años de trayectoria, hace pausas para ayudarme a tomar notas a mano, como solo haría quien conoce bien el oficio; y no hay un ápice de susto en su rostro al ver la grabadora del teléfono. ¿Qué puede ponerla nerviosa después de hablar en vivo, entrevistar a cientos de personas, conducir el ya tradicional Diálogo Abierto, de Radio Morón, y tener más de 30 000 seguidores en Twitter?

“Cuando llegué a la radio venía de trabajar en la Central de Trabajadores de Cuba. Recuerdo que hablé con Mera —antiguo director de la emisora moronense— y empecé como periodista habilitada. Tuve una prueba de fuego, porque ese fue el primer año en que se extendió la Feria del Libro hasta acá, y yo cubría los temas de cultura”.

Hay un espacio siempre en su discurso para agradecer a quienes la guiaron. “Tú sabes que Radio Morón siempre tuvo buenos profesionales en el informativo. Ahí, y después, cuando me hice redactora del Estelar 12 y 30, me ayudaron mucho Blas, Nirma…”.

Lleva 10 años trabajando en la web de la emisora y fue pionera entre los líderes de redes sociales en la provincia. Todo eso “aderezado” por un cúmulo de capacitaciones, eventos, cursos.

Uno de ellos, a principios de los 2000, en Ciego de Ávila, recuerda ella, fue para entrenar a periodistas “no nativos digitales” en los menesteres de las redes sociales. “Casi nadie tenía equipos de esos —señala su computadora con la barbilla—. Eran cosas nuevas para todo el mundo”.

Y ella ahora (@guajiritasoy en Twitter) asegura que lo suyo fue “una guapería”. Se asombra de que la consideren líder y recuerda aquellos primeros tiempos en los que las notificaciones de Facebook le inundaban el correo y la asustaban.

“Pero Twitter me gusta más. Se parece a la radio. Por su inmediatez, lo que ahora es noticia deja de serlo en minutos casi. Y también por la capacidad de síntesis que exige. También es una red muy agresiva, fuerte. No es fácil”.

En los últimos tiempos, las bondades de Internet le permiten trabajar desde casa y cuidar de su madre, que puede despertar cada día en un ensueño diferente. Aunque lo que es una vida común, de mujer trabajadora, está atravesado por una realidad que involucra prestigio y deber social. Algo de lo que es consciente.

—¿Y cómo has vivido el hacerte periodista, una profesión que se ejerce todos los días y a toda hora?

—Puedo asegurar que, primero, fue un reto. Porque no es igual cuando una la ha estudiado que cuando tiene que aprender de oficio. Mas, por otro lado, no hay profesión más bonita. Porque sí, ser maestra, que es lo que yo era, es muy noble. Sin embargo, esta fue una de mis mejores decisiones.