A través del hilo de la historia

El “encuentro entre dos mundos” no solo cambió el curso de la historia avileña

 mantel Dana María Gómez SánchezEn blanco y negro, mantel de la artesana Odalis M. Álvarez Fernández (gingham con bordado español y tejido a crochet)Cuando Cristóbal Colón, el almirante genovés, en su primer viaje al nuevo continente, desembarcó y presenció la imponente belleza natural, así como sus nativos, cambió el curso de la historia.

Desde entonces, aquel sitio, Bariay —ubicado en la costa nororiental de la Isla de Cuba, próxima a la actual ciudad de Holguín—, y la fecha del “descubrimiento” aún constituyen objeto de estudio de investigadores sobre historia y cultura cubanas.

Desencontrados criterios sobre por dónde desembarcó Colón en Cuba todavía se indagan, sin embargo, se registran confirmaciones sobre el lugar antes mencionado. Todo indica que la investigación, apasionada por el acontecimiento, rebusca en los inicios del vínculo de cada región con España.

Sin dudas, la frase “Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”, conmueve. Por ello, cada octubre, rememora este encuentro con el navegante en 1492, condicionando intercambios culturales entre los pueblos originarios y los conquistadores españoles.

Aunque el suceso histórico tiene varias denominaciones —según la experiencia de cada territorio—, y se conoce, según la forma de verlo, como Día de la Raza, Día de la Resistencia Indígena, Día de la Hispanidad, Día de la Diversidad Cultural y, en España, específicamente, como Día de la Hispanidad, tiene un mismo objetivo: conmemorar el “primer encuentro entre dos mundos”.

Por su parte, Ciego de Ávila, como el resto de Cuba, registra valores culturales provenientes de aquellos “inicios” relacionados con la Península Ibérica, en los cuales aparece la impronta española.

Diferentes áreas de la vida en la Isla fueron impregnadas con elementos de la identidad peninsular. Seguidamente, algunas de estas expresiones, las cuales constituyen ejemplos del “modelo identitario” en correspondencia con su contexto.

La danza, desde principios del siglo XIX, afloró en las fiestas bailables campesinas, como algo habitual, así como los torneos de cintas, en el territorio de Majagua. Avanzado 1929, las celebraciones anuales de Baile guajiro, incorporaron el genuino vestuario campesino de vuelos, cintas y colorido.

Precisamente, estos son antecedentes de los festejos de los actuales bandos Azul y Rojo. Estas celebraciones han sido importantes para la vida de los habituales, y la vecindad circundante, pues se incorporan a esta dinámica cultural otras manifestaciones, tales como poesía (genuinas expresiones de la décima), tonadillas, así como cierta particularidad en la música.

A toda esta riqueza expresiva se incorpora, además, el aprendizaje colectivo a través de códigos e imágenes creadas por los nativos, así como la desigual tradición culinaria.

Por otro lado, las parrandas, evidencias del desarrollo del arte popular, arribaron a la provincia a través del poblado pesquero de Punta San Juan (actual Punta Alegre), ubicado en el litoral norte, en 1913.

Testimonios respecto al origen plantean que “los hermanos de apellido Lastra dividieron el poblado en dos barrios: La Salina y El Yeso, principales renglones económicos existentes en la localidad, como criterio de selección.

Otro territorio, Chambas, con sus festividades —inspiradas, desde 1920, en las celebraciones de San Juan de los Remedios, Villa Clara—, cuyo origen fue la Misa de Gallo de la Iglesia Católica, debutó con sus particularidades de jolgorio popular (1935), en la localidad.

Ambas celebraciones cuentan con el protagonismo popular, donde la rivalidad se convierte en sano motivo de inspiración para los bandos: carrozas —representando historias, cuentos y leyendas—, comparsas, congas, el changüí, fuegos artificiales, son concebidos por los respectivos bandos, manifestando la exuberante, e inagotable, riqueza identitario-tradicional.

Ahora bien, existe algo, integrado a múltiples formas de expresión cultural, e incluso, a algunos componentes de expresiones culturales atendidas con anterioridad, y se trata del tejido y el bordado.

bordadoBordado español de configuraciones geométricas

Tanto el uno como el otro, contribuyeron al diseño, costura del vestuario —también el tocado— de los peninsulares con y, sin título nobiliario; estas técnicas se hallaron en el despliegue decorativo de la época colonial en distintos repertorios: salas (cortinas), dormitorios (cubrecamas), comedores (manteles y servilletas), entre otros.

configuracion geometricaDetalle de una configuración geométrica

Especialmente, el tejido, a cargo del quehacer de las féminas, se ha extendido a través de los tiempos y ha ido permeándose de nuevas interpretaciones gracias al talento individual, así como al del grupo, ya sea familiar o social.

La región avileña goza de muy buena salud al respecto y eso se visualiza en las labores de creadoras populares anónimas; o sea, no se reduce a artesanas artistas, aunque evidencias de estas últimas están más expuestas tanto “al ojo” como “a la mano”, porque forman parte del gremio artesanal reconocido por instituciones culturales, entidades sociales, y muchas de ellas son miembros de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.

Complementos de la composiciónComplementos de la composición

Detalle de los complementos de la composiciónDetalle del complemento de la composición

Si la presencia en suelo insular de distintos grupos sociales y culturas procedentes de España, principalmente, presuponen la existencia de formas con rasgos de esos grupos, hoy resulta difícil determinar sus posibles lugares de origen. No obstante, las labores de tejido o recortería textil, junto con las de bordado, tienen una mayor precisión en cuanto a su lugar de procedencia.

Esquinero del mantelEsquinero del mantel

Es decir, la introducción de esas tecnologías se debe principalmente a los inmigrantes hispanos peninsulares; otras áreas geográficas también hicieron su aporte, tal es el caso de los canarios, con los bordados canarios y los tejidos de Tenerife.

Todas estas formas de hacer ocupan un lugar entre la población femenina, que las aplica en la confección de múltiples piezas de vestir y de uso en el hogar. Los artículos del tejido con agujas, al igual que los realizados con recortería textil, son, en lo fundamental, de uso práctico.

Borde del mantel tejido a crochetBorde del mantel tejido a crochet

Por lo regular, se debe a las mujeres de edad avanzada la conservación del conocimiento y la maestría, acumulados a lo largo del tiempo. Ellas constituyen, en sí, un reservorio, la memoria viva de una tradición que se ha transmitido a lo largo de la historia de una generación a otra, hasta el presente.

Entre los distintos métodos de tejidos con agujas se encuentran el crochet, los tejidos a dos agujas, el frivolité, el bolillo o encaje catalán, y el encaje de Tenerife.

Hoy, la tejeduría representa un apoyo a la economía doméstica y un medio para salvar algunas dificultades materiales. En algunos casos, fue una actividad secundaria sostenida por las mujeres, pero es la ocupación principal de muchas tejedoras que producen diversas piezas destinadas a la comercialización en la actualidad.