Una joven así… como Irisleydi

Dialogamos con la representante más joven de la provincia que asistirá al X Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución

“No porque sea mi hija, pero es difícil encontrar hoy una joven así”, interrumpe Irisdelio como si no hubiese mejor oración para terminar una entrevista. Y, aunque a esas palabras que encierran todo lo excepcional que cree un padre a su hija no le falten razón, Irisleydi Pérez Rodríguez es también hija de su tiempo.

Si bien está en contra del sexismo, el machismo y el sinfín de vulgaridades del reguetón, como cualquier veinteañera tiene temas de Charly y Johayron en la lista de reproducción de su móvil. Mata el aburrimiento entre ver doramas y revisar Facebook.

Es justamente en las redes sociales de Internet donde libra dos batallas aparentemente opuestas: la de no perder sus ideales y la de mostrar esa parte de la realidad de Cuba que menos se visibiliza en tales entornos.

Pero publicar en los espacios digitales de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en el territorio es apenas una de las tareas de su día a día: es la coordinadora de la Zona 84 —Consejo Popular Rivas Fraga— y recién electa como delegada al X Congreso de la organización de masas, estudia en la modalidad por encuentros la carrera de Lenguas Extranjeras en la Facultad de Ciencias Pedagógicas de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez y es profesora de Inglés en la escuela primaria Brigadier José Gómez Cardoso.

“Mi pasión es enseñar a los niños. Es muy trabajoso. Tienes que ser dedicada y explicarles exhaustivamente porque son pequeños, de 8 o 9 años. Debes hacerles juegos de participación, motivarlos por la asignatura, que te sientan familiar. Creo que así es como van a aprender y que recordarán a la profe”, dice.

¿Cómo puedes con tanto? es de las preguntas frecuentes que le hacen a Iris, como le llaman para no complicarse con el nombre. Y si una palabra se repite y vuelve a repetirse en su respuesta, esa es “organización”.

“Siempre intento, después de llegar a casa, planificar las clases del día siguiente y estudiar, claro, más si estoy en exámenes. Luego salgo a la comunidad a verificar cómo está y a atender las problemáticas que me planteen. Ese es mi día a día”.

Cuando chica, en su familia creyeron que podía ser deportista. A juzgar por la estatura y complexión delgada, Iris, quizás con teoría y años de entrenamiento, a estas alturas fuera una de las revelaciones del atletismo o el voleibol avileño; sin embargo, eligió estudiar el violonchelo, un instrumento que, más temprano que tarde, dejó de tocar.

“Me vinculé a la organización desde pequeña porque mi mamá era presidenta del CDR y mi papá, coordinador de la zona cederista y el presidente del Colegio Electoral. Siempre fui muy activa en lo que hiciera falta… A los 14 años asumí como activista y ayudaba a mi mamá con su cargo”.

El verdadero sentido de lo que hacía lo encontró durante los álgidos momentos de la pandemia de coronavirus, en cuarentena, con el temor incesante a ser una más en ese número de contagiados que cada mañana aparecía en las noticias. Lo enfrentó al servicio de la gente del barrio: de mensajera de la canasta básica, de la pensión, de los medicamentos en la farmacia.

A partir de entonces, “ser coordinadora de zona no ha sido un trabajo fácil. Son 17 CDR, un radio muy grande. Hay que lidiar con una serie de problemáticas y ayudar a resolverlas. Incorporar a los jóvenes, motivarlos a participar en las actividades que se van a realizar”.

Que Iris, tan joven, ocupe esa responsabilidad, al contrario de suponer una irresponsabilidad por falta de experiencia, o por todo lo que se pudiese acusar a los jóvenes, resulta positivo en cuanto a la vinculación a las acciones de la organización a otros de su generación, uno de los retos medulares de los CDR.

“Constantemente, les pido criterio a los jóvenes de qué y cómo podemos hacer actividades en el barrio. Los involucro en la medida que me puedan ayudar. Le busco tareas a cada uno, de manera que sepa que las van a cumplir. Intento que no participen solo en lo que sea recreativo, sino igual en los trabajos voluntarios, en los barrio-debates, en las charlas educativas”.

De cualquier modo, desde la visión de una parte de los jóvenes de la Cuba contemporánea los CDR son la organización de “los viejitos”, que siguen recordando las noches de guardia cederista.

Abanderan delegados de Ciego de Ávila al Congreso de los CDR

“Hay muchos jóvenes que no piensan como yo, que están desmotivados, que me dicen: ‘todo lo que hablas es una mentira. Siempre es lo mismo con lo mismo. Los CDR no hacen nada’. Y no es menos cierto que el contexto ha cambiado, pero no se puede generalizar. Sí hay quienes hacen por los CDR. Deberías revisar qué haces tú. Necesitamos tu empeño para que se logre lo que queramos.

“A la par de lo importante que es retomar la vigilancia revolucionaria, ahora que incrementan los hechos extraordinarios, se debe enfocar la mirada en esos jóvenes, para que nos sigan y para demostrarles que son capaces de ser útiles, que los CDR no son como lo piensan”.

Palabras más, palabras menos, ese discurso defenderá Iris, del 26 al 28 de septiembre, cuando la conmemoración del aniversario 63 de los CDR sea el mejor escenario para el X Congreso de la organización de masas, en La Habana.

Por primera vez visitará la capital, porque no cuenta aquella oportunidad, siendo bebé en los brazos de sus padres. Y mientras alguien de su edad ansía entrar a algún hotel, a heladerías o a bares famosos, ir al teatro Karl Marx, caminar la Habana Vieja, encontrarse un artista y tomarse una foto, Irisleydi quiere conocer, antes que todo eso, la Plaza de la Revolución.