De jonrones, alzadas, saltos y remates avileños (Parte 1)

Hazañas individuales y colectivas del deporte cubano en Juegos Deportivos Panamericanos ostentan la marca indeleble de atletas de Ciego de Ávila

Pastor RodríguezTomada de Memoria de los V Juegos Deportivos PanamericanosPastor Rodríguez sumó cinco medallas de oro e igual número de récords en 1967 y 1971Cualquier recuento apretado de la presencia avileña en Juegos Deportivos Panamericanos, ahora que se acerca el inicio de la edición 18 de tales citas, tendría que partir de los resultados de quienes, sin imaginarlo, devendrían precursores de logros posteriores, toda vez que Ciego de Ávila apareció como provincia del país en 1976, pero ya atesoraba, en el panorama atlético de la Isla, notas de relevancia de las que siempre podrá enorgullecerse.

Y es que, desde los IV Juegos, efectuados en Sao Paulo, Brasil, en 1963, y hasta los que acogiera la capital mexicana en 1975, hombres y mujeres oriundos o residentes, en el momento de sus hazañas, en predios avileños, dieron muestras de su potencial.

• Recuerde aquí hitos del deporte avileño en el período 1959-2019.

Cupo al toletero Miguel Cuevas abrir la puerta de las alegrías para el terruño, cuando puso a sonar el madero, como pocos, en Sao Paulo. Don Miguel alineó como regular en la mitad de los compromisos de la escuadra antillana, titular de la justa. Pegó nueve inatrapables en 17 oportunidades y terminó con un average de 529, el más alto de todos los jugadores cubanos, aunque no pudo optar por el campeonato de bateo, debido a la insuficiente cantidad de comparecencias oficiales, sin embargo, aún puede blasonar de ostentar el récord de jonrones en un partido en eventos de esta naturaleza. Los tres vuelacercas que le conectó al pitcheo brasileño, el 28 de abril de ese año, permanecen como marca especial individual que solo ha sido igualada con posterioridad.

De entonces a la fecha, la fiesta multideportiva de esta parte del planeta siempre ha estado animada por más de un representante de la Tierra de la Piña, como sucedió en Winnipeg, Canadá, en 1967, ocasión en la que el propio Cuevas, entonces residente en la Ciudad de los Portales, y el venezolano Felipe Sarduy, integraron el conjunto beisbolero que concluyó con el subcampeonato.

Pero fue otro avileño, Pastor Rodríguez Luis, Tuto, el encargado de que el sábado 29, en el Winnipeg Civic Auditorium, se escucharan las notas del Himno de Bayamo, jornada en la que no le dejó opciones de triunfo a una decena de adversarios en los 67.5 kg, la llamada división ligera del levantamiento de pesas.

Al sabor inigualable de la medalla de oro, el halterista avileño añadió una tríada de récords que suplantaron las marcas del norteamericano Anthony Garcy; también igualó la cota del estadounidense en el arranque.

Omar CarreroArmando HernándezLa cita de 1975 representó para Omar Carrero el debut en eventos de importanciaCuatro años después, Pastor volvería por sus fueros, al punto de subir al estrado en cuatro oportunidades, sumar dos medallas del color más preciado, igual cantidad de plata y par de plusmarcas.

Predios colombianos apreciaron entonces los remates demoledores de Mercedes Pomares, la Zurda de Oro del voleibol cubano, quien comenzaba a tejer una cadena de impresionantes victorias como parte de la sexteta criolla en cuatro Juegos consecutivos, además de los triunfos en el deporte de las bolas y los strikes, en los que, igualmente, puso lo suyo el antesalista Vicente Díaz.

Páginas inéditas en la historia del atletismo cubano rubricaron, en octubre de 1975, Eddy Gutiérrez (plata como miembro del relevo 4x400), Julián Morrinson (subcampeón en el lanzamiento del disco) y el garrochista Roberto Moré, bronce en el salto con pértiga, sin olvidar que Omar Carrero formó parte del elenco que, invicto, retuvo el cetro en la pelota, al igual que la Pomares, otra vez regular en la formación de la Mayor de las Antillas, monarca en el deporte de la malla alta.

Aunque el espacio no da para reseñar todas las actuaciones, el período 1963-1975 representó, para Ciego de Ávila, la irrupción exitosa en los estadios de América, con un saldo que ascendió a 18 medallas físicas; de ellas, ocho doradas, siete de plata y tres de bronce.